miércoles, 27 de mayo de 2020

Mutismo selectivo





Es un trastorno que se caracteriza por la inhibición persistente del habla del niño en situaciones sociales o entornos específicos: el niño o la niña no habla, por ejemplo, en el colegio, aunque sí puede hacerlo en otros lugares.  Su aparición tiene lugar alrededor de los 3 años.

Recuerda:
 Debe existir una comunicación fluida entre la familia y el colegio.  La escuela suele ser el primer lugar donde se detecta el problema y se adoptan las primeras medidas. 

Medidas para la Maestra; 
1-Asignarle alguna responsabilidad en el aula, como a los demás, que no requieran demasiada comunicación: borrar la pizarra, repartir material .

Medidas para la casa.
1-Asignarle también alguna responsabilidad fija en el hogar adecuada a su edad que iréis cambiando periódicamente.
2- Eliminar actitudes como la sobre protección: lo que él pueda hacer por sí mismo, sin poner en riesgo su seguridad.
3-No justificar ante los demás la conducta del niño ni etiquetarlo con expresiones como “no habla porque es muy tímido”. 
4-Evitar comparaciones con los hermanos respecto a este comportamiento 
5-No presionarlos pidiéndoles cada día que hablen en el colegio y preguntándole a la vuelta si lo ha hecho.
 6-Tampoco lo amenaces o castigar por no hablar.     
 7-Evitar acomodarle a la situación respondiendo por él .
 8- Invitad a niños con los que mantiene más relación a casa.
 9- Enseñarle estrategias concretas para saludar, iniciar conversaciones y despedirse  


Publicado por la Lic. Sarai Báez
Psicóloga Escolar 

sábado, 1 de agosto de 2015

Juegos Educativos

http://www.paisdelosjuegos.com.do/juegos/domino



Ejercicios de motricidad fina para niños


La motricidad fina es el tipo de motricidad que permite hacer movimientos pequeños y muy precisos. En este caso hablamos de la capacidad de escribir por ejemplo, de abotonar una camisa o de tomar un alfiler con dos dedos. La motricidad fina se adquiere poco a poco conforme se van haciendo las sinapsis necesarias en el cerebro humano. 

El movimiento esta dado por la voluntad de la corteza cerebral, (areas 2 y 3 de Broodman) estos envian fibras nerviosas a unas formaciones de sustancia gris en el diencéfalo que estan ceparadas de la corteza, conocidos como ganglios basales. Estos son los talamos, los nucleos caudados, os nucleos lenticulares, que se componen del putamen y el globo pálido, además de una pequea y delgada fibra denominada antemuro. Estos nucleos basales son primeramente "coladeras" de los estimulos voluntarios de la corteza. De esta manera estos definen cuales de estos movimientos se realizarán y envian además los impulsos para la preparación del movimiento. Por ultimo, estas fibras conectadas hacia el cerebelo, particularmente al neocerebelo, formado por el Vermix superior y los lobulos cuadrados bilaterales. Aqui se le da la fineza a los movimientos, y es aqui donde controlamos estos movimientos finos o motricidad fina. 

La motricidad fina se va desarrollando en los niños desde muy pequeños, asi desde los 6 meses comienzan a tomar cosas más pequeñas que sus manos, y esto se sigue desarrollando hasta que esta motricidad fina termina su rápido desarrollo cerca de los 6 años cuando el desarrollo es más lento hasta perfeccionarse, Actualmente se utiliza la prueba de Denver modificada para medir cuanto se ha desarrollado la motricidad fina, junto con otros parámetros en niños desde preescolar hasta la pubertad.


Tecnologías de la Información y la Comunicación en la Educación (Conferencia)




Reflexión sobre las nuevas tecnologías incorporadas a la educación

viernes, 31 de julio de 2015








¿A qué llamamos objeto transicional?

Si tu hijo está pasando por esa etapa en que trae uno de sus juguetes de un lado para otro, y no quiere soltarlo ni por un solo instante, debes saber que es completamente normal, sobre todo si está entre los cuatro meses y cuatro años de edad. La explicación es que, hasta ese momento, los niños no tienen absoluto control sobre el miedo a ser abandonados, lo que les impide desarrollar habilidades para socializar y empezar a ser independientes, por lo que establecen una relación especial con dicho juguete, al que llegan a ver como su amigo.
Cuando un juguete (o cualquier otro elemento) cumple la función de ayudar a un niño a afrontar sus miedos o cualquier otra situación que le genere malestar, es llamado por los especialistas “objeto transicional, de apego o de consuelo”.


Estos objetos se vuelven tan importantes para los niños que son sus acompañantes durante la mayor parte del día (de noche ni se diga, pues se vuelven imprescindibles a la hora del sueño). Gracias a esta “compañía”, el niño puede controlar la ansiedad por separación que siente al despegarse de sus papás.
El término “objeto transicional” fue creado por el psicoanalista Donald Winnicott, y hace referencia a aquellos objetos que se ubican en un punto intermedio entre el niño y su entorno, por decirlo de alguna manera, ya que, sin formar parte del niño, evidentemente, tampoco son percibidos por éste como parte de una realidad exterior.
También es importante mencionar que no todos los niños cuentan con un objeto transicional en algún momento, ya que cada quien experimenta de manera distinta su proceso emocional. De hecho, en algunos casos se habla también de “fenómenos transicionales” que pueden sustituir a los objetos. Algunos ejemplos de ello son conductas habituales como chuparse el pulgar, acariciarse el pelo, tomar la mano de sus padres o no querer dormirse si uno de los padres no le canta una determinada canción.  
Éstas son algunas de las características de un objeto transicional:
  • Es elegido por el niño de manera arbitraria
    Por más intentos que hagan los papás de imponerle alguno en particular, el niño simplemente terminará decidiéndose por otro, sin importar que sea bonito o feo.
  • Tiene un olor especial
    Puesto que se trata de un objeto que el niño suele manipular constantemente, babear, arrastrar, dormir con él, etcétera, es lógico que tenga un olor particular y muy especial para él.
  • Es único
    A menos que sea el propio niño quien así lo decida, esa cobija, almohada, juguete o lo que sea, no puede transferir sus cualidades a otro. Por eso es importante que como papás le ayudemos a nuestro hijo a cuidarlo, ya que, en caso de que se extraviara, sería prácticamente imposible reemplazarlo.